viernes, 19 de febrero de 2010

El Sistema Miofascial

Still, padre de la osteopatía, tuvo la intuición de la importancia de la noción de fascia. En su libro Filosofía de la Osteopatía, escribe: "No conozco ninguna parte del cuerpo que iguale la fascia como terreno de caza. Cuando uno persigue el estudio de la fascia, surgen a la mente más temas de reflexión que para ninguna otra parte del cuerpo".



Todos sabemos que el ser humano está constituido por huesos, músculos, órganos, glándulas, nervios y vasos, pero no todos sabemos que esos distintos elementos dependen de un sistema complejo que asegura la cohesión del conjunto, estableciendo relaciones entre los distintos elementos. Este sistema está constituido por las fascias.


Las fascias están constituidas por el tejido conjuntivo, que es el tejido más abundante del cuerpo. Representa el 16 % de la masa total del cuerpo y si pudiéramos destruir todos los tejidos del cuerpo menos el tejido conjuntivo, tendríamos en su volumen y proporción exactos la representación de todos los elementos del cuerpo, solamente con el 16 % del peso anterior. El Dr. Holliday (U.S.A.) hizo la experiencia de esclerosar con una substancia la fascia antes de destruir los demás tejidos. Pudo sin dificultad poner de pie al "hombre fascia", que permanecía en la forma de la silueta humana. Este tejido está constituido de colágeno formado de microtúbulos.


Los laboratorios Rockfeller mostraron algo más: un "exsudado" del líquido cefalorraquídeo, por sus más finas moléculas, recorre todos estos microtúbulos y favorece los intercambios iónicos a todos los niveles: celulares, capilares y simpáticos.


La función del tejido conjuntivo es un tejido de envoltorio, que envuelve y protege cada estructura del cuerpo, desde la célula hasta el órgano. Se encuentra en los tejidos duros como los  tendones y huesos, y también en los tejidos muy blandos como los pulomones y el cerebro.



Las fascias tienen múltiples funciones vitales. Primero tienen un rol mecánico de protección, de sostén, de apoyo; envuelven y protegen los órganos, las glándulas, los nervios, arterias y venas. Las aponeurosis constituyen el envoltorio de los músculos. La duramadre, envoltorio del cerebro y de la médula espinal, es resistente y rígida: eso le permite asegurar una buena cohesión de las piezas óseas del cráneo, de la columna, del sacro, etc. Pero esta rigidez constituye también el vector de transmisión de cualquier traumatismo de arriba hacia abajo y viceversa. Tenemos los envoltorios de los órganos del tórax y del abdomen, pleura, peritoneo, pericardio, las vainas que envuelven los vasos sanguíneos, los bronquios, el esófago y el tejido subcutáneo que protege los elementos vasculares y nerviosos de las agresiones externas. También tiene rol de defensa: las células conjuntivas de las fascias participan del sistema inmunitario.



Las fascias pueden ser consideradas como la memoria del cuerpo. El osteópata se asombra a menudo al sentir bajo sus dedos, en un paciente que ha sido víctima de un traumatismo muchos años antes, la huella viva de este traumatismo. El paciente puede llegar a olvidarse de él, pero vamos a encontrar tensión de las fibras, restricción de movimiento, una deformación global de la trama tisular, un movimiento que aparece falseado. Esta huella expresa la memoria tisular de la energía absorbida. Se puede comparar a la huella de un puñetazo en una bolsa de arena. Aparentemente no se deformó la bolsa, pero la palpación permite ver la dirección del traumatismo, sentir la zona donde se produjo el choque.



Finalmente me gustaría aportar una cita de Still, padre de la osteopatía, en la cual refleja su gran deseo por que en la osteopatía se centrase en la fascia...algo que en la actulidad se está perdiendo, ya que parece que es mucho más importante un "clic" después de una manipulación vertebral que los efectos neurofisiológicos que produce la manipulación o incluso no valorar si esa vértebra está adaptada a una lesión primaria en otro tejido... por ejemplo la fascia.





La Osteopatía en el campo Visceral


Es normal pensar que "eso de las osteopatía visceral" es algo para los problemas de barriga...pero es para eso y mucho más... Muchos de mis pacientes con dolores de espalda crónicos notan un alivio total de síntomas cuando incluimos estas técnicas en su protocolo de tratamiento.

Si te parece, vamos a ver un poco de historia para entender en que se basa esta terapia:


A fines del siglo XIX, en Suecia, un terapeuta Thure Brandt elaboró un método manual diagnóstico y terapéutico para tratar las afecciones de los órganos del abdomen y particularmente la esfera genital. 

El médico francés Glenard, elaboró métodos de examen que permiten determinar las anomalías de funcionamiento. Para él, un abdomen normal es un abdomen elástico y homogéneo a la palpación, que no permite sentir la presencia de los órganos. Así, encontrar intestinos duros, un estómago doloroso, un hígado grueso son fenómenos anormales que indican tensiones, déficit circulatorio, fibrosis, adherencia, espasmos, etc.


Glenard calculó las amplitudes de los movimientos que hacen las vísceras en la vida normal. Por ejemplo, el hígado recorre un mínimo de 700 metros por día. De la misma forma, un riñón, en su balanceo, recorre una distancia de 600 metros en 24 horas. 

Es por eso por lo que si esa movilidad se ve restringida podrá afectar tanto al buen funcionamiento de las vísceras, como al de las estructuras vecinas, pudiendo facilitar la aparición por ejemplo de un dolor entre las escápulas, una lumbalgia, etc.
.



Como fisioterapeuta especializado en osteopatía visceral es llamativo ver como muchos dolores se eliminan después de quitarle tensión a la región torácica o abdominal, del mismo modo que muchos pacientes se sorprenden al ver como su movilidad de cuello, hombros, espalda o piernas aumenta de forma significativa al realizar una maniobra de descompresión o relajación de una u otra víscera.



Sea como fuere, estoy totalmente convencido de que la osteopatía visceral no solo es de gran ayuda para eliminar muchos problemas osteomusculares que no terminan de resolverse, sino que es una gran ayuda para problemas viscerales de diferente índole, tal y como pongo a continuación:


Campo osteo-muscular: Migrañas, cefaléas (dolor de cabeza), dolor en hombros, cuello y dorsales. Lumbalgias, coxalgias, ciaticas y dolor de rodillas.

Campo Cardio-respiratorio: Rinitis, Sinusitis, faringitis crónica, Bronquitis, Enfisema, EPOC, neumonías de repetición, paralisis diafragmática, recuperación pre-post operatoria, etc.

Campo digestivo: Reflujo gastro esofágico, gastritis, acidez de estómago, ulcera de dudodeno, hígado perezoso, problemas intesttinales, colon irritable, hemorroides, colicos, estreñimiento crónico, enfermedad de Crohn, etc.

Campo nefrologico: Nefropatías y colicos nefríticos recurrentes, infecciones de orina, cistitis, etc.

Campo ginecologico: Incontinencia urinaria, dismenorreas, dolores en la menstruación, quistes ováricos, mioma uterino, inapetencia e impotencia, etc.


Espero que esta entrada te haya ayudado para saber un poco más sobre la osteopatía visceral:

David Carrascosa Fernández
Fisioterapeuta - Osteópata
nº colegiado: 23-1449
Linares - Jaén.








jueves, 18 de febrero de 2010

La Osteopatía en el campo Craneal

El precursor de la osteopatía craneal fue William Sutherland, que descubrió el movimiento craneal después de años de investigación. Estas investigaciones lo llevaron a poner en evidencia lo que él llamó el C.R.I., CRANIAL RITMIC IMPULSE, traducido por M.R.P. Mecanismo Respiratorio Primario.

El movimiento autónomo que Sutherland descubrió tiene una frecuencia promedio de 12 ciclos por minuto. Este M.R.P. tiene dos clases de movimiento, el de flexión, también llamado de apertura o rotación externa, y el de extensión, cierre o rotación interna. Este M.R.P. es totalmente independiente de la respiración pulmonar y tiene una amplitud de 20 – 30 micrones pero es fácilmente perceptible para la mano, puedes probarlo colocando tus manos, suavemente, con buen contacto, sobre el cráneo de tu pareja o de un amigo, sin presionar.


William Sutherland devolvió a la mano la importancia que nunca hubiese debido perder en medicina. El decía en Osteopatía: "Enseñen a los dedos de sus estudiantes cómo sentir, cómo pensar, cómo ver, y luego, déjenlos tocar".
El sacro se mueve al mismo ritmo que el cráneo, balanceándose entre los dos huesos ilíacos. Es un movimiento perfectamente sincronizado con el cráneo, con el cual está relacionado por el tubo constituido por la duramadre.


Este volumen débil tiene una importancia considerable en la salud de la substancia nerviosa. El Líquido Céfalorraquídeo (L.C.R.) llena los ventrículos cerebrales, envuelve el cerebro, la médula espinal y la vaina de los nervios periféricos. Es un verdadero almohadón hidráulico entre el cerebro y la pared ósea, amortigua los golpes y protege así los 60 a 100.000 millones de células de la neuroglia y los 100.000 millones de millones de sinapsis. Su densidad, idéntica a la densidad de la sustancia cerebral, evita el aplastamiento contra la caja craneal en los choques. También tiene un rol de nutrición y eliminación. El L.C.R. transporta los elementos nutritivos de la sangre hasta las estructuras nerviosas, y en sentido contrario, elimina los desechos.





El cerebro y la médula espinal poseen el movimiento propio que conocen muy bien los neurocirujanos, que deben convivir con él durante una operación sobre la médula espinal o el cerebro.

Las Fascias son las encargadas de transmitir el M.R.P. a lo largo de todo el cuerpo, por lo que si se ve alterado en su amplitud o en su frecuencia se pueden presentar síntomas a nivel del Cráneo, Raquis y Sacro, pero también en zonas distales como los brazos, piernas y vísceras.

La noción de fascia fue ideada por Still. Ellas pertenecen al grupo tisular más abundante del cuerpo humano, el tejido conjuntivo, y se encuentran en todas las estructuras del cuerpo. No es asombroso, pues, que toda movilidad a nivel del sistema cráneo-sacral lleve la propagación de esta movilidad a todos los niveles del cuerpo humano por simple puesta en tensión de esta mecánica fascial.

Teniendo en cuenta esta pequeña introducción, es importante tener en cuenta que para lograr una mejoría rápida y una resolución real del problema, dolor o patología debe existir un buen funcionamiento y equilibrio entre estos dos grandes sistemas: El Sistema Cráneo-Sacro y el Sistema Fascial.

Unas cuantas citas de grandes pensadores y terapeutas del sistema cráneo-sacro y de la biomecánica craneal nos ayudan a darnos cuenta de la importancia de estos sistemas:






martes, 16 de febrero de 2010

La Osteopatía en el campo Osteo-articular




Es el campo más difundido y es el que se refieren a las correcciones articulares o osteoarticulares.


Bajo el rótulo de Osteopatía se ha hecho cualquier tipo de manipulación, a menudo acompañada de un "crash" sonoro, muy importante para la psicología del paciente y, desgraciadamente, a veces del profesional.


En realidad, las correcciones osteoarticulares no tienen nada que ver con un ruido particular. Simplemente, consisten en devolver a un sistema biomecánico osteoarticular, una articulación, por ejemplo una rodilla, un tobillo, una cadera o una articulación intervertebral, su juego fisiológico normal en todos los sentidos. Podemos decir que el trabajo osteoarticular en Osteopatía es el trabajo del tejido más denso, el tejido óseo y directamente sus participes obligados son los ligamentos y las cápsulas articulares.

Pero en Osteopatía nada puede permanecer aislado ya que todo está integrado. Por supuesto, una articulación, un sistema osteoarticular, no se puede bloquear porque sí. Deben reunirse varias condiciones y entre éstas están las reacciones de los tejidos blandos que lo rodean, músculos, visceras, fascias en general y que pueden afectarlo igualmente desde la distancia.

     La fijación de una articulación, en realidad, se puede describir de tres formas, o podemos hablar de tres grados: La fijación muscular, la fijación ligamentaria y la fijación articular.



 Primero tenemos la fijación muscular. En regla general, ésta no es muy grave y se puede resolver rápidamente en un individuo sano (por ejemplo, un tortícolis consecutivo a una corriente de aire frío).

Luego tenemos las fijaciones ligamentarias. Puede ser una fijación ligamentaria pura, en que la causa de la lesión se encuentra en el ligamento (por ejemplo, la fijación de un ligamento entre el sacro y el hueso ilíaco).La fijación muscular crea una restricción importante de la amplitud de] movimiento: los ligamentos que controlan esta amplitud pierden su elasticidad y se fibrosan. El músculo va perdiendo todas sus propiedades mientras la amplitud ligamentaria no haya sido restaurada.


Finalmente, tenemos las fijaciones articulares que son derivadas de fijaciones ligamentarias o musculares, dependiendo específicamente del lugar de la estructura enferma.


Una vez que el osteópata pone en evidencia todas las fijaciones de un individuo, va a determinar cuáles tendrá que tratar inmediatamente, cuáles deberán esperar un poco más, cuáles no tendrá que tocar.





El tratamiento depende del diagnóstico establecido, no tanto por los síntomas que describe el paciente cuando viene a consultar, sino por la historia de las adaptaciones que sus tejidos cuentan.

Para hacer un adecuado tratamiento es totalmente necesario el realizar de forma contínua una valoración y revaloración, con el fin de poder distinguir si la hipótesis del tratamiento es la adecuada, para de esta manera poder tener asegurado el buen resultado del tratamiento.