Esta entrada se la dedico a mis pacientes "madres" que poco a poco han ido abandonando el mundo del "dolor", para disfrutar del mundo de la "salud"... y a las que están abandonando el "camino de la rutina" para aventurarse en el "camino de lo nuevo"...entendiendo que cada día escriben su camino... un camino lleno de feminidad, cariño y gratitud.
A tí que eres madre...a ti que:
... estás disfrutando del presente, dejando atrás los pensamientos
recurrentes que te ataban al pasado y las anticipaciones que hacían que miraras
al futuro con miedo y preocupación.
… te has olvidado de las prisas y has empezado a disfrutar de tu plato de
comida, sin tener que estar levantándote pendientes de unos y de otros… dándote
cuenta de la cantidad de aromas, texturas y sabores que se esconden detrás de
un simple plato de comida hecho con cariño.
... has entendido que muchas veces no se pueden forzar las cosas y que hay
que actuar con naturalidad, aceptando que las cosas NO son como son, sino como
es cada uno y que solo cambiando cada uno por dentro empiezan a cambiar las
cosas por fuera.
... has aprendido que muchas veces el cabreo, la rabia y la frustración que
tenías con los demás no era más que el cabreo que tenemos con nosotros
mismos.
... confias en tus hijos y entiendes que querer y amar no es lo mismo que sobreproteger y agobiar, y te has atrevido a dejar que tus hijos se caigan, que se equivoquen y has sabido dejar que actuaran según su criterio, para recibirlos luego con cariño, fomentanto así la seguridad en si mismos y la sensación de amor por tí.
... que has sabido perdonar a tus padres, entendiendo que tu padre quizás trabajó demasiado y tu madre estuvo más pendiente de cuidarte que de disfrutarte...y pasado el tiempo entiendes que no puedes seguir sobreprotegiéndolos e intentando cambiarlos, por que empiezas a ver "que son grandes" y que ellos deciden estar como y donde están, y eso te hace sentir una relajada sensación de aceptación.
… no has dejado que las tensiones con tu pareja afecten en tu relación con
tus hijos… que has sabido comunicarte con tu pareja para salir reforzados de
cada problema o para entender que quizás haya un problema que tratar en tu
relación.
... aceptas a tu pareja con sus defectos y sus virtudes y te has dado cuenta de que llevabas tanto tiempo intentando cambiarlo que te estabas empezando a olvidar de disfrutar lo que te hizo que te enamoraras de él.
... que has comenzado a vivir tu feminidad, cuidando tu mundo interior, teniendo
tiempo para disfrutar de tu pareja, y evitando que las tensiones de alrededor
afecten a esos momentos de intimidad que muchas veces facilitan la comunicación
y la complicidad con el otro.
… te has dado cuenta de que para que tus hijos cambien no tienes que
repetirles las cosas una y otra vez, sino darles ejemplo con tus abrazos,
sonrisas, mimos y actos…encontrando el equilibrio entre el respeto y el amor.
… has dejado poco a poco de hablar solo de los problemas y te has centrado
mejor en hablar de cómo te sientes frente a ellos o simplemente como te sientes
en ciertos momentos, abriendo tu corazón sin miedo a los demás.
… has aprendido que muchas veces por no decepcionar a los demás te
estabas decepcionando a ti misma…llenándote de rabia, soledad y miedo...dejando de disfrutar de los que realmente te quieren como eres.
... te has dado cuenta que durante tiempo has querido que los demás
cambiaran aquello que tú no te atrevías a cambiar... que te has llenado de
cariño, de optimismo y has empezado a cambiar y a darte cuenta que te gusta la
mujer que va renaciendo.
... has empezado a observar a tus hijos y a darte cuenta de que son
perfectos...que por más que pienses en los defectos y en lo que no te gusta de
ellos, cuando te dejas llevar por lo que sientes y no por lo que piensas te das
cuenta de que te invade una sensación de amor que hace que desees disfrutar de
ellos, por que pase lo que pase les quieres con locura.
… te has mirado al espejo y has sabido quererte como eres, entendiendo
que eres única en el mundo y que esa aceptación de ti misma te llena de amor y
de cariño hacia ti y hacia los que te rodéan…
…A
ti que estás empezando este camino…a ti que lo estás caminando…o a tí que sin darte cuenta, tras leer estas líneas te está empezando a dar ganas de disfrutarlo...a ti…hija…mujer…y
madre…te digo: ¡¡¡Gracias!!!
Dedicado con todo mi cariño a todas las madres del mundo...y sobretodo a las mamis que trato, a mi abuelita Adora, a mi madre Visi y a mi esposa Caty por enseñarme cada día con sus palabras, sus gestos y sus actos...
...VA POR VOSOTRAS!!!
David Carrascosa Fernández
Fisioterapeuta- Osteópata C.O.
nº colegiado: 23-1449
Linares - Jaén
Las gracias te las doy yo a ti ya que soy una de esas madres. Me has enseñado a caminar por un sendero nuevo que me ha cambiado la vida a mi y ,claro está, a los que me rodean: mi pareja, mis hijos, mis amigos,... Soy más feliz, mi vida es más tranquila y disfruto más de cada segundo. Soy capaz de tener tiempo para mi sin por eso descuidar a mis hijos a los cuales adoro y de los que disfruto plenamente. Soy capaz de hablar de mis problemas y sentirme liberada por ello. En definitiva, soy feliz y en gran parte te lo debo a ti, que me quitaste la venda de los ojos. Gracias, guapetón.
ResponderEliminarGracias a tí Mónica...por que con tus cambios estás haciendo que mucha gente a tu alrededor sonría y sea más feliz...Gracias por hacer de este mundo algo mejor...gracias por ser mujer!!
EliminarSencillamente GENIAL....Gracias por compartir estas reflexiones tan profundas y necesarias para muchas de nosotras que somos madres, esposas, hijas, hermanas, amigas, y cualquier cosa pero se nos olvida ser nosotras mismas. Realmente esta ayuda puede cambiar una vida. De nuevo Gracias.
ResponderEliminarMe alegra que te hayan gustado Rosa. Son reflexiones que tenía almacenadas en la cabeza y quería escribir, y fue una paciente la que me animo. Muchísimas gracias a tí por leerlas y tenerlas en cuenta!!.
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